XVIII Fiesta de la Cultura Iberoamericana

"Mi Apropiación de Cuba"
 
Exposición Individual de Rocío Heredia
UNEAC Unión de Escritores y Artistas de Cuba
XIX Aniversario de la Casa de Iberoamérica. Holguín, Cuba. Octubre 2012.

Palabras Inaugurales

Autora: M. Sc. Yuricel Moreno Zaldívar.
Especialista Casa de Iberoamérica.

Adéntrate,/ que las calles caprichosas
te guíen/ por entre casas y parques.
Camina (...)
y reconócete en el hombre que hizo
estas calles con sus designios.
Juan I. Siam


La Ciudad acoge, atrapa, a veces atormentada. Al final quedan visiones, recuerdos, unos vagos, otros más vividos que nos acompañan, como la foto que guardamos en la billetera. Esa es la impresión que traslucen esta vez, las obras de la artista mexicana Rocío Heredia. En su cuarto viaje a Cuba y tercero a Holguín, da continuidad a su serie de fotografías alternativas iniciada en 2011 Corazón de Metal motivada, esencialmente, por los intríngulis de la urbe regiomontana, su lugar de origen. Parte del trabajo que ahora nos presenta le valió su participación en "Ser Mujer", Exposición Colectiva de Mujeres Fotógrafas, organizada por la Galería Fundación Héctor García, en abril del presente año.

De modo que sigue Rocío obsesionada con la ciudad y se apropia de ella para devolvernos sitios comunes llenos de color, de manipulaciones que a veces pueden hacernos dudar si lo que tenemos delante es una foto o un lienzo, mas cuidado, la resultante nunca descuida la técnica fotográfica y se obtiene con muy buena factura. Acaso nos recuerden el movimiento pictorialista de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la fotografía comenzaba a salirse de su condición testimonial, para devolverle "frescura" a la imagen, otorgándole máxima importancia al mundo interior del autor en detrimento de la técnica, aspecto en el que, como recién apuntaba, discrepa la obra de Rocío. En esta ocasión adivinamos parajes y espacios arquitectónicos existentes a lo largo de la isla. Algunos de ellos íconos que nos identifican ante el mundo como el Capitolio, el Santuario del Cobre o la Loma de la Cruz; pero ojo, nada que resulte demasiado complaciente. Se mezclan interiores, mediopuntos, balustradas, con vistas exteriores de edificaciones en las que la figura no aparece ni una sola vez, pero su presencia, su huella es inmanente. Para lograrlo se auxilia del color, que explota al máximo como auténtico significante y le hace responder a sentimientos, emociones palpables en cada una de las imágenes donde se vuelca la alta sensibilidad de la artista. Le refuerzan, además, interesantes texturas y la armonía de los tonos que deviene clave del equilibrio en la composición, garantizando sobriedad e impacto visual.
Sin pie a vacilaciones, Rocío vive allí con sus mejores experiencias pero también con las menos felices. Todo viaje inicia un ciclo, y todo ciclo presupone un cierre. Esperemos que esta vez, la isla, la ciudad de a la Heredia motivos suficientes para emprender un nuevo vuelo.

 

http://www.rocioheredia.com